Barcelona
fue la primera ciudad española que visitamos y vale aclarar que España ha sido
otro destino que nos cayó muy bien, no sólo por compartir el idioma sino
también por las similitudes gastronómicas y arquitectónicas que hay con nuestro
país. Aquí teníamos la posibilidad de hospedarnos
en lo de dos colegas músicos, pero como llegamos en vísperas de feriado ellos
no estaban en la ciudad y tuvimos que pasar las primeras cuatro noches en
hostels.
La primera
noche la pasamos en un hostel ubicado en la Barceloneta (la playa del centro de
Barcelona) que no es muy linda pero al menos nos sirvió para descansar un poco
al sol. La Barceloneta es una zona joven en donde se respira fiesta, música y
apertura multicultural, como sucede en la mayoría de los barrios de Barcelona.
Nos encontramos con una ciudad muy “open mind”, diferente al resto de las
ciudades que veníamos visitando y muy parecida en ese sentido a Amsterdam.
Pero más
allá de la bohemia, la buena onda y la juventud característica de esta gran
ciudad, hay una verdad que es innegable: Barcelona es Gaudí. Su genio ornamenta
la ciudad como nadie lo pudo haber hecho, dándole a Barcelona un toque
distinto, una originalidad propia de esas ciudades que dan un salto y pasan a
ser únicas, como lo son Paris, Praga o Venecia.
Al apreciar
sus obras uno piensa que Gaudí vivió varios siglos adelantado: como si hubiera
venido del futuro para crear una obra gigantesca y sin igual, incomprendida
para la gente de su época (e incluso para nuestra generación). De toda su obra,
lo que más nos conmovió fue la Sagrada Familia. Si verla de afuera nos deja
boquiabiertos, ni hablar de lo que causa estando en su interior, en esa
maravilla arquitectónica que emula un bosque tan alto como el cielo, y a la vez
tan supremo y omnipotente como el mismísimo Dios.
Otro lugar
inolvidable e increíblemente bello es el Parc Güell, también ornamentado por
Gaudí. Si no fuera por sus intervenciones (esculturas, muros, suelos,
escaleras, paredes, dragones y figuras de animales marítimos), estaríamos ante
la presencia de un parque más. Pero al caminar sus senderos y al apreciar las
coloridas y originales esculturas que este singular arquitecto diseñó, se tiene
la sensación de estar en la cabeza de un genio, observando en persona la
inspiración que alguna vez brotó de su cerebro. Parc Güell se convierte, de este
modo, en un lugar mágico.
Completan
la maravillosa obra de Gaudí dos casas que diseñó por encargo: Casa Pedrera
(pudimos observarla de afuera pero no pudimos ingresar) y la espectacular Casa
Batlló.
Casa Batlló
es un sueño hecho casa. Aquí Gaudí sintetizó sus ideas más alocadas y todo su potencial: la inspiración de un
artista en su punto más alto. Es un lugar lúdico y onírico, en donde ya desde
su fachada se puede advertir la fuente máxima de la inspiración de Gaudí: el
océano. Todo lo que se ve en este edificio es producto de la iluminación de un
artista que se basó en las formas, los colores y los movimientos del ecosistema
marítimo para enarbolar un modo único de construcción en donde las ventanas
parecen ostras, las ventilaciones aletas de tiburones, los suelos fondos
oceánicos, los techos cavernas subacuáticas y las habitaciones costillas de
ballenas. Incluso hoy día, con los
avances académicos y tecnológicos, Casa Batlló es considerada por los
profesionales del rubro como una de las construcciones más modernas de la
historia de la arquitectura. Y eso que fue construida a principios del siglo
XX…
Otra zona
muy linda de Barcelona es la Rambla, lugar típico de una ciudad en donde el
puerto y la actividad pesquera son muy importantes (cabe aclarar que Catalunya
es una región que desde hace muchísimo tiempo lucha por lograr su independencia
y cuenta para ello con un gran potencial económico, basado en los ingresos
portuarios, que le permitiría la autonomía).
El
anteúltimo día recorrimos otra zona encantadora de esta gran ciudad: el Barrio
Gótico. Es un lugar muy bello e histórico, sobre todo por sus edificaciones,
sus calles y su movida nocturna, con excelentes bares para degustar unos ricos
montaditos acompañados de unas frescas cañas.
Esa misma
noche conocimos finalmente a Inma Gómes y Leandro, su pareja. Ella es una gran
música y cantante de jazz oriunda de Sevilla que ahora está dando sus pasos
como solista en Barcelona, y él es un argentino que desde hace muchos años vive
en Barcelona y además es el manager de Inma. Con ellos compartimos una hermosa cena
en su casa y nos invitaron a quedarnos un día más en la ciudad, ofrecimiento
que aceptamos con muchísimo gusto.
Aproveché y filmé a Inma para mi
documental sobre músicos de Europa y disfrutamos dos noches maravillosas junto
a esta linda pareja, quedando la puerta abierta para volver a Barcelona cuando
queramos. Algo que no nos costará demasiado, ya que tanto en Barcelona como en
Madrid (nuestro siguiente destino) haríamos grandes amigos, quedándonos con las
ganas de visitarlos nuevamente, lo cual, obviamente, esperamos hacer.
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