lunes, 23 de abril de 2012

VIENA - 13, 14 y 15 de abril 2012





Llegamos a Viena sabiendo que allí viviríamos nuestra segunda experiencia de Couch Surfing. Esta vez en casa de Andreas, un amigo de Sophie. Ellos son amigos desde la época de la secundaria y cuando le dijimos a Sophie que estábamos buscando hoteles baratos en Viena, no dudó un instante en hablar con su amigo y conseguirnos hospedaje.
Viena es otra ciudad  con calles encantadoras, parques inmensos y una belleza arquitectónica parecida a la que habíamos conocido en Praga y luego descubriríamos también en Budapest (según nos contaron, muchos arquitectos de antaño han dejado su huella en esas tres ciudades).
Conociendo la hospitalidad y generosidad de Sophia, podíamos imaginarnos una actitud similar en Andreas, y así fue. Nos recibió con una sonrisa, dispuesto a ayudarnos en todo lo que hiciera falta e incluso invitándonos al “opening bar” de una amiga, con lo cual ligamos de rebote una fiesta de inauguración con bebida y comida libre. El departamento de Andreas es muy cómodo y está ubicado a 10 minutos del centro de Viena. Nuestra estadía en esta ciudad fue muy cómoda y placentera.

Al segundo día, ya descansados del viaje, comenzamos nuestra rutina. Primero fuimos al centro (Estación de Metro Stephansplatz) y visitamos la Catedral San Esteban, que es imponente. Luego caminamos unas cuadras por la calle principal y llegamos a la famosa Opera de Viena, pero como era fin de semana no pudimos presenciar un concierto en vivo, ya que solo abre de lunes a viernes. Como hacía mucho frío y lloviznaba decidimos pasar el resto del día en un lugar cálido y bajo techo, por eso nos fuimos al Museo Belvedere en donde pudimos disfrutar del maravilloso arte de Klimt en el 150° aniversario de su natalicio. Nos quedamos boquiabiertos al ver en persona  su famoso cuadro “El Beso” y otras tantas lindísimas pinturas de este maravilloso artista. También pudimos apreciar obras de Monet y esculturas de Rodin. Como si fuera poco, el Belvedere es un enorme Palacio digno de apreciar que cuenta además con unos jardines increíbles, al mejor estilo Luxemburgo. Empachados de arte, volvimos al departamento de Andreas a descansar, para poder seguir recorriendo Viena al día siguiente.
El tercer y último día nos encontramos en medio de un suceso nacional sin precedentes: una maratón por las calles de Viena en donde se rompió el record de 36.000 participantes. No había manera de transitar las calles sin toparse con miles y miles de personas corriendo entre tranvías y turistas, siendo avivados y aplaudidos desde los balcones de los edificios y siguiendo el curso del Danubio. Esa mañana fuimos a visitar el Palacio Hofburg, que le pertenecía a la Familia Hasburgo. Vimos una muestra especial llamada “Mito o realidad”, sobre la famosa Emperatriz Sisí. Nos sorprendimos al ver tanto lujo y ostentación, pero también al saber que Sisí era bastante extrovertida, se negaba a pertenecer a la realeza, tenía síntomas de anorexia, era experta en equitación, tardaba horas en peinarse, un día entero en bañarse y hasta se había hecho construir un gimnasio en su habitación! Locuras de aquellas épocas, no tan distintas a las de algunos ricos actuales.
Luego fuimos a visitar, lo que creemos, el mejor sitio de Viena: el Museo y bloques de viviendas de Hunterwasser, el maravilloso y excéntrico arquitecto vienés. Sus edificios son obras de arte que rompen con la métrica lineal y los cánones arquitectónicos. Nos maravillamos frente a sus originales, coloridas y conceptuales edificaciones. Fue, sin dudas, otro momento inolvidable de nuestro viaje: un lugar que te conmueve, como los canales de Amsterdam, el Muro de Berlin o las calles de Praga.
Esa misma noche tomamos unas cervezas con Andreas en un bar que él nos recomendó y terminamos nuestro tercer día en Viena charlando de la vida, de los viajes y de los sueños, escuchando una linda música clásica de fondo y anticipando nuestro próximo destino: Budapest.

viernes, 20 de abril de 2012

PRAGA - 11 y 12 de abril







Praga es un cuento. Es tan bella que no parece real. Perderse entre sus calles adoquinadas es la mejor manera de conocerla. Dejarse llevar por el viento, caminar entre sus castillos, admirar su particular arquitectura, entrar en un bar y tomarse una cerveza checa, asombrarse ante sus catedrales, sus puentes de piedra, sus carruajes y faroles, sus parques y casas… Todo parece una fantasía. El tiempo nunca pasó por acá. Caminar sus calles es caminar la Edad Media.

Llegamos de Berlin algo cansados y con resabios de una fuerte gripe, pero con muchas ganas de conocer una de las ciudades más lindas del mundo. Todos nos hablaban maravillas de Praga y ahora entendemos por qué. Nos acomodamos en el hotel y salimos a la nochecita a conocer el centro de la ciudad. En la Plaza Vieja nos encontramos con la imponente Catedral y su Reloj Astronómico. Este era (y es) el lugar histórico elegido por los checos para organizarse y reclamar ante las injusticias sociales (que no han sido pocas a lo largo de su historia). Los checos son bastante cerrados y orgullosos debido a que varias veces, y durante muchos años, han sido dominados por otros gobiernos (primero en tiempos imperiales, luego por los nazis y finalmente por los soviéticos). Por eso no es fácil tratar con ellos, ya que parecen estar siempre a la defensiva. Eso nos dificultó bastante la estadía. Primero tuvimos un problema en el hotel (se equivocaron con nuestra reserva y nos hicieron salir de la habitación como perros, casi empujándonos a la calle, para luego volver a dejarnos entrar una hora más tarde pidiéndonos disculpas, ¡por un error en sus planillas!) y también tuvimos dificultades a la hora de pagar porque no aceptan el Euro. Si hay algo que no tienen, es un trato cordial con el turista: contestan mal, no son operativos y son muy cerrados en sus decisiones. Nos pareció raro, tratándose de uno de los destinos turísticos más visitados de Europa.

Otros lugares que visitamos fueron el Puente de Carlos, con una vista maravillosa de la zona céntrica de la ciudad, el antiguo barrio judío y el Castillo de Praga, que queda subiendo la colina y desde donde se puede apreciar la ciudad en todo su esplendor. Todos ellos lugares preferidos por el grandísimo Franz Kafka, orgullo de los checos y uno de mis escritores favoritos.

El segundo y último día hicimos un tour gratuito en español y la sorpresa fue que quien lo dictaba era Wenceslao, un joven santafecino que desde hace un año y medio vive en Praga, tratando de aprender el idioma checo y la cultura de su abuela, que en tiempos de los comunistas tuvo que abandonar su tierra y exiliarse en Buenos Aires. El tour liderado por Wenceslao fue muy divertido. Nos hicimos amigos de dos uruguayos y un grupo de españoles de Andalucía que están estudiando en Innsbruck y nos invitaron a pasar un día en ese hermoso valle austríaco rodeado de montañas. Seguramente pasemos entre los viajes de Munich y Bruselas.

Finalizamos nuestro día con una cena romántica en un restaurante a metros del Puente de Carlos y luego tomando una sabrosa cerveza checa (una de las mejores del mundo) en un auténtico bodegón como los que solía frecuentar Kafka en búsqueda de inspiración.

Volvimos al hotel casi de madrugada, sin saber bien qué calles tomar, perdiéndonos entre carretas y adoquines, alumbrados tan solo con la luz de los faroles, borrachos de tanta belleza, felices de haber emprendido este maravilloso viaje y pensando en nuestro próximo destino: Viena.

sábado, 14 de abril de 2012

BERLIN - 7 al 10 de abril 2012









Berlin nos recibió con una hermosa nevada que pudimos apreciar desde las ventanillas del tren. El clima fue muy hostil durante los 4 días que estuvimos en esta ciudad. Frío, nevadas, lloviznas y mucho viento hicieron que nos agarremos flor de gripe que todavía no pudimos superar.

La primera tarde fuimos con Stephan y Sophie a un Super-Market para comprar nuestra cámara Cannon 550D. Luego cenamos en un restaurant turco. Stephan y Sophie son la pareja que conocimos a través de Couch Surfing (una experiencia muy recomendable para los viajan). Ellos nos hospedaron en su casa y terminamos siendo amigos, tanto que el próximo verano los hospedaremos en Bs As. Son dos personas maravillosas que no solo nos hospedaron, sino que estuvieron siempre atentos a todas nuestras necesidades: cómo viajar, donde comer, que sitios visitar, etc. Además nos presentaron a sus amigos y nos consiguieron hospedaje en Viena. Antes de viajar nos preguntábamos cómo sería estar cuatro días en casa de gente desconocida, tan lejos de tu hogar, de tus costumbres, de tu familia y tus amistades. Pero luego de esta increíble aventura podemos afirmar que el mundo es mucho más sencillo, seguro y solidario de lo que nos imaginábamos. Solo hace falta salir, conocer, escuchar, ver, sentir, aventurarse a lo nuevo, estar dispuesto a aprender, siempre. Este viaje nos está haciendo ver la vida con nuevos ojos.


La segunda noche tuvimos una hermosa e inolvidable cena de Pascuas con nuestros huéspedes y dos de sus amigos: Christian (alemán) y July (francesa). Comimos carne de cerdo con chucrut acompañada de ñoqui de papa y bebimos cervezas alemanas (Berliner a la cabeza) y riquísimos vinos, ya que Stephan y Sophie se dedican a la compra y venta de vinos al por mayor. Un hecho curioso es que las cervezas no las enfrían en el freezer sino en el balcón, en donde la temperatura es de 3 grados!! (lo mismo hacen para mantener fresca cierta comida). La noche terminó con un mini recital mío (a pedido de la audiencia, eh!) y luego Stephan me invitó a ensayar con su banda de rock, en donde él es bajista. Tocamos temas de ellos y varios temas de SALO. De pronto estaba en una sala de ensayo con una banda alemana, tocando mis temas en Berlin. Muy loco. Pao documentó todo (divina, como siempre) con nuestra nueva cámara. Luego filmamos a NOI, la banda de Stephan, para mi documental sobre músicos de Europa.

Nuestros días en Berlín empezaban a las 10 de la mañana. El primer día visitamos los lugares más turísticos de la ciudad: la Puerta de Brademburgo, el Parlamento, la zona de Alexander Platz, el Monumento al Holocausto y los restos del Muro en Postdamer Platz. Estar frente a esas ruinas de hierro y cemento que tanta sangre han derramado durante su existencia es una sensación bastante fuerte e imposible de describir. También visitamos el Check Point Charly, la famosa Galería East Side y otros tantos edificios, monumentos y calles históricas de la ciudad, como por ejemplo el lado soviético con sus enormes y antiguas edificaciones. Otra gran sorpresa nos deparó la visita a la Galería Tacheles, un verdadero centro artístico callejero y contracultural ubicado en el corazón de una de las ciudades más capitalistas del mundo. Allí se respira arte en cada escalera, en cada piso, en cada rincón del edificio.

Los alemanes son ordenados (súper ordenados) y educados. Pero sobre todo notamos que son bastantes tranquilos. Nadie corre en las calles. Lo mejor de su orden se ve en el transporte público, el cual es fantástico. Hay muchísimas líneas de subte, buses y trenes que te llevan y traen a todos los puntos turísticos de la ciudad. Los servicios están anunciados por carteles electrónicos y si perdés un bus o un subte, el siguiente pasa a los 5 o 7 minutos. De este modo nos fue fácil recorrer la enorme ciudad.

Berlin nos sorprendió. Es una ciudad bella, ordenada, monumental, signada por el peso de su historia. Una historia de guerras y nazismo, de sangre y terror. Pero también de resurrección, de apertura cultural y mucho (muchísimo) arte en sus calles.

Nuestro segunda ciudad ya era parte del pasado. Corrimos a la Estación Central y llegamos a tiempo para tomar el tren que nos llevaría al tercer destino: la bella y tradicional Praga.

viernes, 6 de abril de 2012

AMSTERDAM - Inicio de la travesía

Hacía mucho tiempo que soñábamos con viajar por el mundo en búsqueda de aventuras. A través de este viaje por Europa trataremos de conocer otras personas, otros modos de pensar, sentir y vivir la vida. La idea es ir en busca de inspiración para tratar de encontrar, a través del arte, nuestro propio camino.


AMSTERDAM (5 y 6 de abril 2012)






Nuestro vuelo hacia Amsterdam, por KLM, salía a las 21 hs de Ezeiza. A las 19.45, minutos antes de abordar, se largó una tormenta de aquéllas. Ráfagas de viento de más de 100 km/h, tachos volando por la pista de aterrizaje, miradas de desconcierto, temor y de pronto la luz que se corta en el aeropuerto. No era la mejor manera de empezar nuestro sueño. Sin embargo, una hora después, abordamos el avión. Por problemas en el radar debimos esperar otra hora en la nave para poder despegar. La primera hora de viaje fue la más complicada. Hubo que atravesar una tormenta eléctrica de película. Como si el miedo fuera poco, el capitán del avión anunciaba por altoparlantes: "miren por la ventanilla y disfruten de la tormenta eléctrica"!! Trece horas después, y luego de varias turbulencias, llegábamos a al aeropuerto de Schiphol.
Amsterdam, el primer destino de nuestro sueño europeo, nos esperaba con los brazos abiertos.

El transporte público en Amsterdam es una maravilla. Llegar al hotel desde el aeropuerto nos tomó apenas 25 minutos. Te bajás del avión, retirás tu maleta en apenas 5 minutos, tomás un tren hacia la "Central Station" y de allí un tranvía que te deja en el hotel en no más de 10 minutos. Guiándonos apenas con un simple mapa turístico pudimos llegar sin ningún inconveniente a nuestro destino. El "Rembrandt Square Hotel" es un hotel pequeño pero muy prolijo y acogedor. Lo mejor es la vista desde las habitaciones que dan al ala ubicada frente a la "Rembrandtplein": una bella plaza que está rodeada de bares, pubs, coffe shops y restaurantes. Aunque eso también juega en contra a la hora de descansar ya que el griterío y la fiesta no cesan hasta pasadas las 4 de la mañana.

Por la tarde paseamos por las hermosas calles holandesas. En Amsterdam todo es bicicletas, flores, canales, arte, libertad, moda, fiesta, tranvías, coffe shops, marihuana y desfachatez. Diversidad y respeto, esa es la cuestión. Te sentís cómodo enseguida. Aunque nada parece estar prohibido, esta ciudad tiene sus reglas. Adivinarlas a tiempo ayudará a no pasar malos momentos. Solo hay que estar atento. Otro punto de interés es la ultraconocida "Zona Roja" (conocida como "Red Light"), en donde las mujeres ofrecen sus cuerpos detrás de las vidrieras. También se puede visitar el Museo de Vincent Van Gogh, muy interesante para los amantes del arte pictórico.
La primera noche fuimos a conocer la zona cercana al hotel y apenas tomamos una cerveza en un pub. La segunda noche salimos más tarde (tuvimos que hacer tiempo para tomar el tren a Berlín que salía a las 6 de la mañana). No teníamos donde hospedarnos porque la ciudad estaba completa debido a las Pascuas. Por suerte los dueños del Rembrandt Hotel nos permitieron dejar las valijas allí y hacer uso del lobby. Pasamos la noche tomando unos tragos en un bar gay (muy común por estos lados) y luego en una disco, hasta las 4.30 de la mañana. La noche en Amsterdam es muy divertida y puede pasar de todo, tanto en las calles como en los boliches.

A las 6.50 de la mañana tomamos el tren rumbo a Berlin, nuestro segundo destino europeo. Nos aguardaban 7 horas de viaje. Estábamos cansados y con mucho sueño. Pero nuestras ganas de seguir conociendo gente y lugares eran más fuertes.


Datos de AMSTERDAM:
Museos: sacar tickets unos días antes, por Internet, para evitar largas filas de espera.
Hoteles: son bastante caros con respecto al resto de Europa, tratar de buscar online y reservar con tiempo.
Precios: Combos en Mc Donalds: 5.95 Euros / Chop de cerveza: 2.50 Euros